La contratación pública: Motor y no fuente de corrupción

La contratación pública, a menudo es malinterpretada como un caldo de cultivo para la corrupción, sin embargo, en realidad es una herramienta fundamental para el desarrollo socioeconómico de los países.

A través de ella, los gobiernos canalizan recursos hacia proyectos que impulsan el bienestar de la población, fomentan el crecimiento económico y en ocasiones, incluso, fortalecen las instituciones democráticas.

Desmontando el mito de la corrupción

La asociación entre contratación pública y corrupción obedece a una visión simplista y descontextualizada. Si bien es cierto que existen casos aislados de malas prácticas (en todos los gobiernos, niveles, etc.), estos no representan la tónica general del sector. La gran mayoría de los procesos de contratación pública se llevan a cabo de manera transparente y eficiente.

La contratación pública como motor sociocultural

La verdadera dimensión de la contratación pública radica en su impacto. A través de la inversión en obras públicas, infraestructura, desarrollo y transferencia tecnológica, servicios sociales y proyectos de desarrollo, entre muchos otros, los gobiernos impulsan:

  • Acceso a servicios básicos: Agua potable, saneamiento, energía y educación, los cuales son pilares fundamentales para el bienestar de la población. La contratación pública permite garantizar el acceso universal a estos servicios, reduciendo la pobreza y mejorando la calidad de vida (acá con especial importancia de las Leyes 142 y 143 de 1994).
  • Desarrollo económico: La construcción de carreteras, puentes, puertos y aeropuertos facilita el comercio y la inversión, dinamizando la economía y creando oportunidades de empleo. La contratación pública, entonces, juega un papel crucial en la promoción del crecimiento económico sostenible.
  • Fortalecimiento institucional: La contratación pública transparente y eficiente fomenta la confianza en las instituciones y consolida la democracia. Acá compra especial importancia los sistemas de compra pública, el acceso a los datos abiertos y en general las posibilidades de veeduría tanto desde los diferentes entes de control, como de la misma sociedad civil, donde gracias a ellos, se ha preservado el erario en muchas ocasiones.

Recomendaciones para mitigar la corrupción

Si bien la corrupción no es inherente a la contratación pública, es importante implementar medidas para prevenirla y fortalecer la transparencia:

  • Establecer mecanismos de control y seguimiento: Implementar auditorías regulares, sistemas de denuncia y mecanismos de sanción para disuadir prácticas corruptas.
  • Promover la participación ciudadana: Incentivar la participación de la sociedad civil en los procesos de contratación pública, fomentando la vigilancia y el control social.
  • Fortalecer la capacitación: Brindar capacitación continua a los funcionarios públicos en materia de contratación pública ética y transparente.
  • Fortalecer el rol de las supervisiones e interventorías: Para evitar los famosos elefantes blancos, es importante que los supervisores, pero en nuestro concepto, sobre todo los interventores, hagan uso de las facultades que les otorga la ley para que la ejecución de los contratos sea idónea y tendiente a cumplir con los programas y proyectos para lo cual fueron diseñados.
  • Adoptar tecnologías digitales: Aprovechar las herramientas tecnológicas para automatizar procesos, reducir la discrecionalidad y aumentar la transparencia.

Conclusión

La contratación pública, lejos de ser una fuente de corrupción, es una herramienta poderosa para el progreso y debe contarse con la asesoría de expertos para que, en sus diferentes etapas, no se incurra en vicios o inconvenientes que afecten el dicho contrato o peor aún, el erario.

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